300.              El alma es el cofre en que se guarda el cuerpo.

301.              Nadie siembra para no recoger.

302.              No juegues con la muerte porque puedes ganar.

303.              Si en una encrucijada dudas del camino a seguir, deja que tu corazón recuerde. En todas las encrucijadas hemos estado antes.

304.              Los viejos clichés del lenguaje son la substancia de la conversación de los necios. Si estás de palique con uno y él, dale que dale, no para de rajar sin ton ni son, no le des más vueltas, líate la manta a la cabeza y despídele con cajas destempladas.

305.              Si es cierto que la vela que va delante es la que alumbra, entonces la última vela de la procesión es inútil.

306.              La caridad bien entendida es la justicia.

307.              No dejes que tu mano derecha sepa que eres manco (y tiene que hacerlo todo ella sola).

308.              Cuando los malos sentimientos llenan el corazón, o se cambia de sentimientos, o se cambia de corazón, o se cambia de dioses.

309.              Rezar es útil si has acertado con la ventanilla adecuada.

310.              Para que la esperanza prospere no hay que regarla mucho, pero si no se la riega nada, se convierte en su propia sombra.

311.              Hay demasiada gente, y toda reunida en las mismas cuatro vacías ideas tópicas.

312.              Para la soledad no se necesita a nadie.

313.              La alegría no es lo contrario de la tristeza, son laderas diferentes de la misma montaña.

314.              La raza que sepa perdonar tendrá que dar el primer paso. Y seguramente todos los demás.

315.              No te cierres el corazón de forma que no sepas dónde has puesto la llave.

316.              Como decía el viejo griego, en la naturaleza no hay nada constante, todo cambia constantemente.

317.              Las ratas son parásitos del hombre. ¿Por qué les encargamos la administración de los asuntos públicos?

318.              La mansedumbre del buey y la fiereza del toro son durante las horas de oficina.

319.              Nada tiene parangón con la belleza de las estrellas, ni el insidioso piojo ni la maloliente espuma de los ríos contaminados.

320.              ‘La riqueza está mal repartida’ es una frase falsa.

321.              En la diferencia de gustos estriba el porvenir de la raza humana. Felizmente, hay tantos arquetipos como tipos.

322.              Para que el tesoro no se agote, hay que gastarlo con moderación. Si es el tiempo, sin dilapidar los minutos. Si es la salud, sin dilapidar los minutos. Si es la sabiduría, sin dilapidar los minutos. Y así todo.

323.              Una buena especialización es mejor que un saber enciclopédico y disperso. Véase, por ejemplo, los virus.

324.              Si ganas el mundo, pero pierdes tu alma, búscala en objetos perdidos. No es cosa con la que nadie se quede si la encuentra.

325.              Uno detrás de otro es como se van los días de la vida. Uno con otro, como se van los amigos del que se hunde.

326.              La historia se hace desde antes hacia después y se cuenta desde después hacia antes. Por eso siempre nos estamos mirando la espalda.

327.              Respeta a la mujer de tu prójimo, especialmente si es de tu prójimo.

328.              Si una bella y adorable mujer te ofrece sus favores, agradece a los dioses, pero no te molestes en agradecérselo a ella: no sabe lo que hace, está ofuscada.

329.              Si volviésemos a nacer, otra vez estaríamos lo mismo, teniéndonos que callar cuando hablan los mayores.

330.              Es fácil humillar al sabio, lo difícil es humillar al necio.

331.              El ideal de la sabiduría es la vida virtuosa, y el de la vida virtuosa es alcanzar la sabiduría. Otra cosa es, claro, si de pronto se consigue la riqueza.

332.              El cinismo no es bueno: hace ver los aspectos tenebrosos de la verdad, la mitad desfigurada del rostro de la honradez.

333.              Si con lo poco basta ¿por qué lo mucho? Por ejemplo, ese empeño en que te ame tu amor, si ya te ama tu perro.

334.              Que las estatuas parezcan no cambiar de expresión es debido a la rapidez de nuestras observaciones. A la larga sí que cambian, no es que no cambien por la piedra.

335.              Nada puede enseñarse al que no sabe nada.

336.              Los vientos cruzados se reconocen y odian, porque cada uno tiene como destino el origen del otro.

337.              Si eres de una raza superior, no la humilles sintiéndote racista. Y recuerda que no es superior por tus méritos.

338.              Las palabras que no llegan al corazón, no vienen del corazón.

339.              Pensar es una tarea que hace y modifica mundos. No por cansada, sino por arriesgada e insegura, la rehúye la mayoría. Y porque hay que vivir luego en el mundo que se ha hecho.

340.              Para que no se te olvide tu palabra, clávatela en el corazón en vez de guardarla en la memoria.

341.              Los amigos que olvidaste son los que importan, no los que te han olvidado.

342.              Si la verdad no lleva dentro un grano de error, no fermenta.

343.              La música amansa a las fieras melómanas.

344.              Renunciar a los placeres da tristeza, como entregarse a ellos inmoderadamente. Hay que controlarse, pues, y no entregarse inmoderadamente a la tristeza.

345.              La llama del deseo solamente se extingue cambiando de llama.

346.              Cuando el mago siciliano se lamenta de haber puesto su confianza en la furiosa discordia, se concede a sí mismo un destierro de tres veces diez mil estaciones. Un exilio de 7.500 años sería una buena cura para los violentos, si consiguiésemos volverlos tan sabios como el viejo Empédocles.

347.              El amor y el odio, si no los riegas, se secan.

348.              Una hormiga tardaría un millón de veces más que un hombre en alcanzar su destino, pero la hormiga no se pararía.

349.              Que la venganza destruye al vengador, es doctrina interesada que defienden los que, por sus crímenes impunes, la temen.

350.              No es posible dar la razón. O se construye por uno mismo o no se tiene.

351.              No vuelvas sobre tus pasos si quieres encontrar tu origen.

352.              No es en el futuro donde nos aguarda el destino, sino en el corazón de nuestros actos.

353.              Basta mirar las lágrimas de la injusticia, para que se encienda la furia en el corazón. Pero para hacer algo, las lágrimas tienen que ser las tuyas.

354.              Si permites que el mundo te imponga sus torpes criterios, entonces es que ya has permitido que el mundo te imponga sus torpes criterios.

355.              La piedad no es siempre buena, sí del pecador, nunca del pecado. Y del pecador, cuando no esté pecando, ni maquinando su pecado, ni disfrutando del recuerdo. La piedad no es buena, ni del pecado, ni del pecador.

356.              La rosa no disfruta del aroma de la rosa, pero a su generoso corazón no le importa.

357.              Una azalea no es un pino, un halcón no es un antílope. Y no les importa. Los seres de la naturaleza no son envidiosos. La azalea sabe que el pino no es azalea, y el halcón sabe que el antílope no es halcón.

358.              Si vuelas con tus propias alas llegarás a tu propio horizonte.

359.              Si en una mujer son más hermosas sus piernas que sus ojos, es que no sabes mirar a las mujeres.

360.              Cada yerba tiene destino. Y sobran destinos para infinitas yerbas más. Por eso casi cada hombre tiene el suyo.

361.              No es humillante hacer tareas serviles, pero sí lo es hacerlas de modo servil. Cuando riegues los tomates no olvides, pues, que te los acabarás comiendo.

362.              El sol sale para todos, y la sombra para los demás.

363.              Las causas producen efectos que a su vez producen otros efectos. Si las causas primeras produjesen directamente los efectos últimos, las causas intermedias no seríamos libres. Tampoco existiríamos, pero ésa es otra cuestión.

364.              Si agarras la ilusión con mucha fuerza, te elevará por los aires y dejarás de tener los pies en el suelo.

365.              El lucero de la mañana, tan hermoso y orientador, tan misterioso y lejano, es otro prisionero de su esfera de cristal.

366.              Nunca cesan los ecos del dolor verdadero.

367.              Del primer trillón de hecatombes de mundos no me di cuenta. No hicieron bastante ruido como para despertarme.

368.              Si halagas al sabio, te despreciará. Si halagas al necio, también.

369.              Nadie cambia de color si no quiere la luz.

370.              El sexo, que no le gusta ni a los moralistas ni a la muerte, es el certificado de libertad de nuestro instinto. Es por el sexo por lo que el instinto no es nuestro, sino nosotros del instinto. Si has nacido, no lo niegues.

371.              La verdadera libertad no puede ser atajada por prisiones.

372.              Si la ambición te desorienta, recuerda que importa el Ser, no el Tener.

373.              La Cruz del Sur es inútil en el Hemisferio Norte: en cuanto pasas el Ecuador, se desconecta automáticamente.

374.              Es preferible hacer el amor con una mujer libre que con una esclava, y mejor aún con una mujer de fuerte carácter, liberada, independiente. Más diversión cuanto más indómito el caballo.

375.              Si en el reparto del botín puedes escoger entre una buena esclava y un buen caballo, recuerda que el caballo no habla. (La esclava no relincha).

376.              Si en el reparto del botín puedes escoger entre una buena esclava y un buen caballo, recuerda que la doma dura toda la vida.

377.              No desperdicies el agua, ni el tiempo, ni la amistad, ni la luz de las estrellas. Son bendiciones que se te han dado sin merecerlas, y no son inagotables.

378.              El tapiz que se teje cada día, no explica su dibujo hasta el día definitivo.

379.              Es preferible ser el ofendido y no el ofensor, porque éste permanece para siempre prisionero de la ofensa..

380.              La muerte es el antónimo de todos los destinos.

381.              Se es feliz con un músculo distinto del que se usa para pensar; por eso no están excluídos los necios de la generosa felicidad.

382.              No te alejes de ti llevándome contigo.

383.              La brevedad de los soles es lo que les hace envidiar la vida humana.

384.              Una voluntad decidida es capaz de conseguir cualquier cosa para la que no se necesite, además, talento.

385.              Los locos no están cuerdos porque ya han probado.

386.              No trates mal a los buenos, porque te devolverán bien por mal y se acabará tu negocio.

387.              Al principio, el destino preguntaba a los hombres, pero ante la estupidez de las respuestas, optó por hacer su capricho.

388.              Si preguntas por tu dirección, no podrás equivocarte.

389.              Una lanza de ágata clavada en la frente: esa es la señal de los que prefieren ser pensados en lugar de pensar. Tropiezan con el astil en todas las ideas.

390.              La medida para el mar no sirve para medir los amores pequeños. No da.

391.              Los héroes son numerosos porque la cobardía cuesta muchísimo esfuerzo.

392.              No les niegues favores a tus enemigos si no quieres que se conviertan en amigos.

393.              La sabiduría nunca presume; ¿ante quién lo haría que pudiese entenderla?

394.              La pulsera de la salud, el anillo de la felicidad, el amuleto del amor... La única prenda segura es una vida virtuosa. (¿Tienes ya el pendiente de la virtud, en amatista y diorita?).

395.              Cuando los mares se sequen ¿qué río los resucitará?

396.              Las brisas quieren ser vientos y los vientos brisas. Y el hombre quiere ser inmortal como las muertas estrellas.

397.              El tiempo no te salvará de los recuerdos, ni el olvido te salvará del tiempo.

398.              Persigue la sombra que siempre te huye, persíguela hasta que te descubras a ti mismo en el último día.

399.              La felicidad y el viento no se puedan agarrar con las manos.

400.              La retroprevisión es la pseudoexcusa de los psicoalientos interextremos, pero desamenudo se poliespantan de su inajena minusapiencia. O así.