ACTO TERCERO: LOS VOTOS Y LA LUZ

 

Personajes:

 

En el convento:

 

Sor Farauda (Superiora)

Sor Farauda

Sor Farauda

Arisa

 

Múltiples Faraudas incesantes

 

 

 

(El convento. La imponente Farauda Superiora recibe a Arisa entronizada en un sitial de prestigio, mando y ceremonia, con doseles de estepáridas otulcas, flamanes de corusolas ornivas y enormes y lujosísimos podastres de itocanta filvina burfré. Arisa, humilde y mancillada con su saya de bastrojo, su tocado de jostrel marrón, y su calzado pirafoso, se inclina muy contrita, como de venir de gran pecado y estar desnuda en plena suciedad ante la magnífica grandeza.

Solemne, imponemne, la voz de la Farauda Superiora, resonando en todas las bóvedas y en las gigantes árcadas conventuales.

Estrídula, bajísima, humíldula, la voz de Arisa, que viene a solicitar lo inalcanzable, lo inconseguible, lo insoportable.

Por entre las grietas, por cabe las sombras, por bajo los muebles, por entre rincones, las menudas faraudas azules, las pequeñas faraudas giróvagas, las susurrantes faraudas de olvido, las pálidas faraudas de muerte.

Asisten a la Farauda Superiora Sor Farauda Prefecta y Sor Farauda Secretos. Van de grisalla aterradora con velo y borla de lo mismo.

Sus voces, ¡oh, sus voces!.)

 

FARAUDA SUPERIORA [Altísima voz, estridente voz, terrible voz]

¡¡Jiiiimmmmmm.... aiiir.... tttocoooooooooo ... lllleeeeeeee!!

PÁLIDAS FARAUDAS DE OLVIDO

qué voz la farauda superiora     

voz de pi        

voz de pa

farauda rauda farauda      

manda mandando con voz

voz de pi voz de pa   

con su voz aterra     

con su tierra habla

habla con la tierra   

habla de la tierra   

terraatierra

tirratierra    

turraaterra  

voz de pi   

tierratirra

voz de pa

es la voz que no se puede    

tirratierra 

escuchar sin

es voz     

es la voz    

sin morir      

sin volver  

terratierra

olvidar      

es la voz      

de mañana      

de nunca

(Se acercan-sobrevuelan-giran en torno a Arisa, de cuya saya y jostrel arrancan de forma ruda menudos enormes jirones, como si saya y jostrel fuesen de algodón hilado. Juguetean con ellos, los hacen volar y les persiguen como a mílanos-semillas y por fin se van posando, desenfadadamente, en las haldas de Farauda Superiora [que o no quiere o no puede evitarlas], sustituyendo poco a poco los suntuosos ropajes e incluso las estepáridas y los flamanes del propio trono, por dichas pellas marrones. Todo el atavío irá siendo intercambiado, pues poco a poco se cubre la Farauda Superiora de bastrojo, y aparecen bajo la saya de Arisa ricas ornivas de blancas y luminosas prendas. El juego se irá haciendo más complejo, pero este vestir-desnudar dura toda la conversación.)

 

SOR FARAUDA

[Se acerca a Arisa y le grita al oído. Su voz es como el viento silbando en una escarpadura tan fina que se vuelve silbido de sierpe, rasposa como escama de sierpe; congela los jugos de la vida y hace del semen basalto frío]

Dice la Madre Farauda Superiora que a qué vienes.

ARISA

Deseo solicitar humildemente ser recibida en el convento.

SOR FARAUDA

[Se acerca a la Farauda Superiora, sin subir al trono, y grita desde el estrado con su voz de campanilla, alegre, juvenil, como diciéndole que sí a su enamorado]

Slllliii... pro.... naitiaaaaaa... seatuuuiiiiiiiivvvvaaaaaaiiii.

FARAUDA SUPERIORA

¡¡Paaauuuuuuuuuu!! ... ¡¡eloooiiiirousssaskiiiiiietaaaaaaaaaaaoooos!!

GIRÓVAGAS FARAUDAS AZULES

en los huesos te entra el mandato     

ososhuesos     

hueseosos de la voz que te aterra y atierra    

es la voz de olvidar

sin vivir     

ni volver   

escuchar esa voz es morir   

recordar penetrante    

inherente       

olvidar     

suprimir

inferir-ta-ladrar   

deshacer-te-te-mer

desandar sin volver

(A la Farauda Superiora parecen irla agobiando los ropajes superpuestos, y quizá se acalora, por lo que las giróvagas azules la ventilan, le levantan los brazos y le dan aire en las axilas, soplan bajo su falda en dirección a las ingles y mueven ante ella los jirones de bastrojo como inmensos abanicos.

Como parecen tener poder sobre la luz, cada jirón de jostrel que manejan reverbera y centellea en cuanto lo separan de Arisa y lo vuelan como cometa solemne, pero tan pronto lo prenden en Farauda Superiora se apaga el flujo de luz y recupera su bastroja calidad marrón.

La escena se irisa de centellas como aguijones de instantes.)

SOR FARAUDA

[Se acerca a Arisa y, sujetando firmemente su cabeza entre las manos, le grita a los ojos, como quien habla para que le entienda un sordo. Su voz es metálica. Es la voz de un puño de metal, golpeando sobre un yunque de metal. Cada palabra golpea y resuena, cada eco brilla pulido y pavonado]

¿Estás dispuesta a ser desposeída, desvelada, desvivida? ¿Soportarás el hambre, la sed, la fatiga, la sinrazón, la injusticia? ¿Serás miserable sin desear dejar de serlo?

 

ARISA

Hará voto de pobreza y desolación.

 

SOR FARAUDA

[Desde las gradas bajas del trono. Con su voz de tocar de amor, voz de suavidad lunar, de hija preferida. Con su voz de rendir los instintos, voz de siquizá noquizá. No voz de no, ni de sí]

Fiiiiooosssssssslllaaaaaaí ... Scarauuuuuu... pesiatieliiiiiioooo.

FARAUDA SUPERIORA

¿Sprittttrrrrrrrrr ...

algostraerrrrrrrrr ...

fordistrrrrrrrrrrr ...

esportraerrrrrrrrr ...?

¡Clustiiiiiiiiii ... dostiamiaaaaaaaa... geeeeeeeeeeeeeeeeeits!

LENTAS FARAUDAS DE SOMBRA

una corriente de frío   

algo gélido    

como una losa    

de acero

dentro de ti

dentro      

dentro de ti      

dentro

que te para y detiene     

y detiene      

como una losa de sombra dentro de ti

dentro

dentro de ti    

dentro

y ya no puedes subir     

a la luz      

como un rayo    

de plomo dentro de ti

dentro      

dentro  de ti     

dentro

y te anega y arrastra   

el río que fluye   

de tiniebla a tiniebla

 

(Al tiempo que intercambian atavíos, empiezan con el trono-sitial.

Desemburfrando las corusolas filvinas poco a poco [y respetando por ahora el estrado de podastres] van llevando hasta Arisa los pedazos y rodeándola de una especie de tosco marco, que no por la artesanal forma de su creación deja sin embargo de tener una cierta belleza orniva.

Atención a los destellos de luz, que van a ir siendo atrapados por:)

 

SOR FARAUDA

[Rompe vidrios con su voz, y caen sobre la estancia como menuda lluvia de fragmentos sonoros, atrapando momentos de tiempo, finos y menudos momentos [desatentos] de luz, que se derrumban en cascada, cada gota brillante atravesada por un eco. A Arisa]

Se trata de un viejo poema, que la Farauda Superiora ha recitado para ti, antes de la pregunta siguiente. Y dice:

“Quien hace voto de sombra y desolación,

quien hace profesión de tiniebla y silencio,

quien decide sembrar su camino de ocaso,

ése le dicta el destino a los dioses.”

¿Serás sumisa cuando se te ordene, obediente en el futuro y en el pasado, ciega a tu propio designio, sorda a tu propia cordura?

ARISA

Haré voto de obediencia y sinrazón.

SOR FARAUDA

[Se postra completamente ante la Farauda Superiora, pero quizá un punto por encima de la segunda grada. Y antes de que pueda iniciar la traducción ritual de la respuesta de Arisa a la koiné sagrada del convento, la Farauda Superiora, ladrando con terrible estridencia un

FARAUDA SUPERIORA

iiSJJJJAIJJJJOETRRRRRRRRR!!

la echa salvajemente hacia el suelo  inferior, fuera de los podastres filvinos. Con voz que se funde de miel y almíbar]

Ssseeessssuavvvvvvvvviiiiiiiiiiiiiisssssasdeissssssssfluisssss.

FARAUDA SUPERIORA

Jjretarr... aqqqqqqtrrrrrisaaaaaaaaamennnn...   prototratreeeeeee

AZULES FARAUDAS INGRAVIDAS

de súbito la voz    

de súbito el gemido      

de súbito el cristal y todos volvemos a ser         

lodo-tierra-profundo

ensangrentados      

por esa lanza sonora     

que nos destruye y todos regresamos  

a la sima   

de donde nunca salimos hundido      

el crespón      

del estandarte     

eterno

en la perúltima hondez de las entrañas

 

(Van concluyendo su tarea, y ahora ya hasta con los podastres se atreven, pues no queda otra cosa que desmontar o cambiar.

Mientras Farauda Superiora, informe montón de jostro bastrojo, sin trono ni sitial, aún ha de hacer oir una vez más su estridente chillido, Arisa, luminosa como un brillante en el centro de un sol, apaga su murmullo más a cada más, destejido y humilde.)

 

SOR FARAUDA

[Defendiéndose ya de las minúsculas faraudas intensas, que, sin víctima por un instante, comienzan a entorpecer su trabajo de intéprete intentando arrancarle jirones de la toca, levantarle los brazos para darle aire y saltar sobre su espalda.

Con la densidad de su voz a tan bajo matiz, que las paredes se agrietan y el aire retrocede hasta su origen]

¡Cástrate! Deshila tus instintos y su soporte en tu cuerpo, rompe los eslabones de tu cadena con la vida, regresa hasta las fuentes del río que te hizo nacer y seca las frías aguas que las nutren. Y no permitas que de nuevo te engendren.

ARISA

Hará voto de castidad y de muerte.

SOR FARAUDA

[Atentos a la frase sagrada, dicha con la voz del tiempo]

Sliiiiiiii... prrrrttttttttteiiiiiiissssss ... meeeeeeeeeennnnn.

FARAUDA SUPERIORA

[Desde el montón de sombras, levantando con  su estridencia légamos anteriores al mundo]

Sliiiiiíii ... prrrrttttttttteiiiiiiissssss... meeeeeeeeeennnnn.

 

(Todo se apaga, y los  personajes se difuminan, excepto, en el  centro, la brillante figura erguida de   Arisa, rodeada por el coro de luminosas faraudas radiantes. Giran sin cesar elevando sus voces. ¡Oh, sus voces!)

 

LUMINOSAS FARAUDAS RADIANTES

Harás voto de pobreza y desolación,

mientras la sombra avanza,

mientras vence el silencio,

mientras la tierra perece.

Harás voto de obediencia y sinrazón,

cuando el viento se pudra,

cuando la flor se pudra,

cuando el amor se pudra.

Harás voto de castidad y de muerte,

hasta que el agua se seque,

hasta que el tiempo se seque,

hasta que la luz se seque.

 

(Siguen recitando su tema mientras Arisa va como despertando de un sueño profundo. Se da cuenta de sí misma en primer lugar, luego de su espacio y de su tiempo, de la luz quizá un momento, finalmente de las serviles faraudas sumisas, que la rodean con fervor, esperando su destino.

Incorpora su nueva autoridad, se inviste interiormente de una confianza suprema, y cuando florece de modo absoluto como nuevo centro de las cosas, a un gesto de su mano el coro se detiene, otro gesto ilumina una nueva escena y un gesto final pone en marcha los ritmos.

Sor Farauda llevan cada una un cirio, que en el ropaje ardiente de Arisa prenden, y enseguida se propaga, casi como un rayo de menudos fulgores, la llama; las nerviosas faraudas de cera sacan velas de entre sus barrocos ropajes, y pronto toda la escena en un juego de luz que parte de Arisa y gotea de rincón en rincón, saltando impaciente sin detenerse.

Un momento de loco centelleo. Oscuro final.)

O bien, por el contrario:

 

(Un momento de loco centelleo. Empezando por las toscas faraudas de tierra, de una en una, de dos en dos, sus luces titubean y se apagan, salpicando como una explosión de barro, cual si cada gota de fuego llevara en su seno un alma de lodo macizo. Cuando todas las figurillas se acaban, sólidos iconos de piedra, opacas y frías, Sor Farauda estallan una detrás de otra, completando un friso que cierra la explosión de Arisa. Al apagarse ésta, se hace un oscuro total, pero podrán los espectadores oír el barro chapoteando al caer sobre ellos desde la escena.)

 

O bien, por el contrario: