Personajes:
En el convento:
Sor Farauda (Superiora)
Sor Farauda
Sor Farauda
Arisa
Múltiples Faraudas incesantes
(El
convento. La imponente Farauda Superiora recibe a Arisa entronizada en un
sitial de prestigio, mando y ceremonia, con doseles de estepáridas otulcas,
flamanes de corusolas ornivas y enormes y lujosísimos podastres de itocanta
filvina burfré. Arisa, humilde y mancillada con su saya de bastrojo, su tocado
de jostrel marrón, y su calzado pirafoso, se inclina muy contrita, como de
venir de gran pecado y estar desnuda en plena suciedad ante la magnífica
grandeza.
Solemne,
imponemne, la voz de la Farauda Superiora, resonando en todas las bóvedas y en
las gigantes árcadas conventuales.
Estrídula, bajísima, humíldula, la voz de Arisa, que viene a
solicitar lo inalcanzable, lo inconseguible, lo insoportable.
Por entre las grietas, por cabe las sombras, por bajo los
muebles, por entre rincones, las menudas faraudas azules, las pequeñas faraudas
giróvagas, las susurrantes faraudas de olvido, las pálidas faraudas de muerte.
Asisten a la Farauda Superiora Sor Farauda Prefecta y Sor
Farauda Secretos. Van de grisalla aterradora con velo y borla de lo mismo.
Sus voces, ¡oh, sus voces!.)
FARAUDA SUPERIORA [Altísima voz, estridente voz, terrible voz]
¡¡Jiiiimmmmmm.... aiiir.... tttocoooooooooo ... lllleeeeeeee!!
PÁLIDAS FARAUDAS DE OLVIDO
qué voz la farauda superiora
voz de pi
voz de pa
farauda rauda farauda
manda mandando con voz
voz de pi voz de pa
con su voz aterra
con su tierra habla
habla con la tierra
habla de la tierra
terraatierra
tirratierra
turraaterra
voz de pi
tierratirra
voz de pa
es la voz que no se puede
tirratierra
escuchar sin
es voz
es la voz
sin morir
sin volver
terratierra
olvidar
es la voz
de mañana
de nunca
(Se acercan-sobrevuelan-giran en torno a Arisa, de cuya saya y jostrel arrancan de forma ruda menudos enormes jirones, como si saya y jostrel fuesen de algodón hilado. Juguetean con ellos, los hacen volar y les persiguen como a mílanos-semillas y por fin se van posando, desenfadadamente, en las haldas de Farauda Superiora [que o no quiere o no puede evitarlas], sustituyendo poco a poco los suntuosos ropajes e incluso las estepáridas y los flamanes del propio trono, por dichas pellas marrones. Todo el atavío irá siendo intercambiado, pues poco a poco se cubre la Farauda Superiora de bastrojo, y aparecen bajo la saya de Arisa ricas ornivas de blancas y luminosas prendas. El juego se irá haciendo más complejo, pero este vestir-desnudar dura toda la conversación.)
SOR FARAUDA
[Se acerca a Arisa y le grita al oído. Su voz es como el viento silbando en una escarpadura tan fina que se vuelve silbido de sierpe, rasposa como escama de sierpe; congela los jugos de la vida y hace del semen basalto frío]
Dice la Madre Farauda Superiora que a qué vienes.
ARISA
Deseo solicitar humildemente ser recibida en el convento.
SOR FARAUDA
[Se acerca a la Farauda Superiora, sin subir al trono, y grita desde el estrado con su voz de campanilla, alegre, juvenil, como diciéndole que sí a su enamorado]
Slllliii... pro.... naitiaaaaaa... seatuuuiiiiiiiivvvvaaaaaaiiii.
FARAUDA SUPERIORA
¡¡Paaauuuuuuuuuu!! ... ¡¡eloooiiiirousssaskiiiiiietaaaaaaaaaaaoooos!!
GIRÓVAGAS FARAUDAS AZULES
en los huesos te entra el mandato
ososhuesos
hueseosos de la voz que te aterra y atierra
es la voz de olvidar
sin vivir
ni volver
escuchar esa voz es morir
recordar penetrante
inherente
olvidar
suprimir
inferir-ta-ladrar
deshacer-te-te-mer
desandar sin volver
(A la Farauda Superiora parecen irla agobiando los ropajes
superpuestos, y quizá se acalora, por lo que las giróvagas azules la ventilan,
le levantan los brazos y le dan aire en las axilas, soplan bajo su falda en
dirección a las ingles y mueven ante ella los jirones de bastrojo como inmensos
abanicos.
Como parecen tener poder sobre la luz, cada jirón de jostrel
que manejan reverbera y centellea en cuanto lo separan de Arisa y lo vuelan
como cometa solemne, pero tan pronto lo prenden en Farauda Superiora se apaga
el flujo de luz y recupera su bastroja calidad marrón.
La escena se irisa de centellas como aguijones de instantes.)
SOR FARAUDA
[Se acerca a Arisa y, sujetando firmemente su cabeza entre las manos, le grita a los ojos, como quien habla para que le entienda un sordo. Su voz es metálica. Es la voz de un puño de metal, golpeando sobre un yunque de metal. Cada palabra golpea y resuena, cada eco brilla pulido y pavonado]
¿Estás dispuesta a ser desposeída, desvelada,
desvivida? ¿Soportarás el hambre, la sed, la fatiga, la sinrazón, la
injusticia? ¿Serás miserable sin desear dejar de serlo?
ARISA
Hará voto de pobreza y desolación.
SOR FARAUDA
[Desde las gradas bajas del trono. Con su voz de tocar de amor, voz de suavidad lunar, de hija preferida. Con su voz de rendir los instintos, voz de siquizá noquizá. No voz de no, ni de sí]
Fiiiiooosssssssslllaaaaaaí ... Scarauuuuuu... pesiatieliiiiiioooo.
FARAUDA SUPERIORA
¿Sprittttrrrrrrrrr ...
algostraerrrrrrrrr ...
fordistrrrrrrrrrrr ...
esportraerrrrrrrrr ...?
¡Clustiiiiiiiiii ... dostiamiaaaaaaaa... geeeeeeeeeeeeeeeeeits!
LENTAS FARAUDAS DE SOMBRA
una corriente de frío
algo gélido
como una losa
de acero
dentro de ti
dentro
dentro de ti
dentro
que te para y detiene
y detiene
como una losa de sombra dentro de ti
dentro
dentro de ti
dentro
y ya no puedes subir
a la luz
como un rayo
de plomo dentro de ti
dentro
dentro de ti
dentro
y te anega y arrastra
el río que fluye
de tiniebla a tiniebla
(Al tiempo que intercambian atavíos, empiezan con el
trono-sitial.
Desemburfrando las corusolas filvinas poco a poco [y
respetando por ahora el estrado de podastres] van llevando hasta Arisa los
pedazos y rodeándola de una especie de tosco marco, que no por la artesanal
forma de su creación deja sin embargo de tener una cierta belleza orniva.
Atención a los destellos de luz, que van a ir siendo atrapados por:)
SOR FARAUDA
[Rompe vidrios con su voz, y caen sobre la estancia como menuda lluvia de fragmentos sonoros, atrapando momentos de tiempo, finos y menudos momentos [desatentos] de luz, que se derrumban en cascada, cada gota brillante atravesada por un eco. A Arisa]
Se trata de un viejo poema, que la Farauda Superiora ha recitado para ti, antes de la pregunta siguiente. Y dice:
“Quien hace voto de sombra y desolación,
quien hace profesión de tiniebla y silencio,
quien decide sembrar su camino de ocaso,
ése le dicta el destino a los dioses.”
¿Serás sumisa cuando se te ordene, obediente en el futuro y en el pasado, ciega a tu propio designio, sorda a tu propia cordura?
ARISA
Haré voto de obediencia y sinrazón.
SOR FARAUDA
[Se postra completamente ante la Farauda Superiora, pero quizá un punto por encima de la segunda grada. Y antes de que pueda iniciar la traducción ritual de la respuesta de Arisa a la koiné sagrada del convento, la Farauda Superiora, ladrando con terrible estridencia un
FARAUDA SUPERIORA
iiSJJJJAIJJJJOETRRRRRRRRR!!
la echa salvajemente hacia el suelo inferior, fuera de los podastres filvinos. Con voz que se funde de miel y almíbar]
Ssseeessssuavvvvvvvvviiiiiiiiiiiiiisssssasdeissssssssfluisssss.
FARAUDA SUPERIORA
Jjretarr... aqqqqqqtrrrrrisaaaaaaaaamennnn... prototratreeeeeee
AZULES FARAUDAS INGRAVIDAS
de súbito la voz
de súbito el gemido
de súbito el cristal y todos volvemos a ser
lodo-tierra-profundo
ensangrentados
por esa lanza sonora
que nos destruye y todos regresamos
a la sima
de donde nunca salimos hundido
el crespón
del estandarte
eterno
en la perúltima hondez de las entrañas
(Van concluyendo su tarea, y ahora ya hasta con los podastres se atreven, pues no queda otra cosa que desmontar o cambiar.
Mientras Farauda Superiora, informe montón de jostro bastrojo, sin trono ni sitial, aún ha de hacer oir una vez más su estridente chillido, Arisa, luminosa como un brillante en el centro de un sol, apaga su murmullo más a cada más, destejido y humilde.)
SOR FARAUDA
[Defendiéndose ya de las minúsculas faraudas intensas, que, sin víctima por un instante, comienzan a entorpecer su trabajo de intéprete intentando arrancarle jirones de la toca, levantarle los brazos para darle aire y saltar sobre su espalda.
Con la densidad de su voz a tan bajo matiz, que las paredes se agrietan y el aire retrocede hasta su origen]
¡Cástrate! Deshila tus instintos y su soporte en tu cuerpo, rompe los eslabones de tu cadena con la vida, regresa hasta las fuentes del río que te hizo nacer y seca las frías aguas que las nutren. Y no permitas que de nuevo te engendren.
ARISA
Hará voto de castidad y de muerte.
SOR FARAUDA
[Atentos a la frase sagrada, dicha con la voz del tiempo]
Sliiiiiiii... prrrrttttttttteiiiiiiissssss ... meeeeeeeeeennnnn.
FARAUDA SUPERIORA
[Desde el montón de sombras, levantando con su estridencia légamos anteriores al mundo]
Sliiiiiíii ... prrrrttttttttteiiiiiiissssss... meeeeeeeeeennnnn.
(Todo se apaga, y los personajes se difuminan, excepto, en el centro, la brillante figura erguida de Arisa, rodeada por el coro de luminosas faraudas radiantes. Giran sin cesar elevando sus voces. ¡Oh, sus voces!)
LUMINOSAS FARAUDAS RADIANTES
Harás voto de pobreza y desolación,
mientras la sombra avanza,
mientras vence el silencio,
mientras la tierra perece.
Harás voto de obediencia y sinrazón,
cuando el viento se pudra,
cuando la flor se pudra,
cuando el amor se pudra.
Harás voto de castidad y de muerte,
hasta que el agua se seque,
hasta que el tiempo se seque,
hasta que la luz se seque.
(Siguen recitando su tema mientras Arisa va como despertando
de un sueño profundo. Se da cuenta de sí misma en primer lugar, luego de su
espacio y de su tiempo, de la luz quizá un momento, finalmente de las serviles
faraudas sumisas, que la rodean con fervor, esperando su destino.
Incorpora su nueva autoridad, se inviste interiormente de
una confianza suprema, y cuando florece de modo absoluto como nuevo centro de
las cosas, a un gesto de su mano el coro se detiene, otro gesto ilumina una
nueva escena y un gesto final pone en marcha los ritmos.
Sor Farauda llevan cada una un cirio, que en el ropaje
ardiente de Arisa prenden, y enseguida se propaga, casi como un rayo de menudos
fulgores, la llama; las nerviosas faraudas de cera sacan velas de entre sus
barrocos ropajes, y pronto toda la escena en un juego de luz que parte de Arisa
y gotea de rincón en rincón, saltando impaciente sin detenerse.
Un momento de loco centelleo. Oscuro final.)
O bien, por el contrario:
(Un momento de loco centelleo. Empezando por las toscas
faraudas de tierra, de una en una, de dos en dos, sus luces titubean y se
apagan, salpicando como una explosión de barro, cual si cada gota de fuego
llevara en su seno un alma de lodo macizo. Cuando todas las figurillas se
acaban, sólidos iconos de piedra, opacas y frías, Sor Farauda estallan una
detrás de otra, completando un friso que cierra la explosión de Arisa. Al
apagarse ésta, se hace un oscuro total, pero podrán los espectadores oír el
barro chapoteando al caer sobre ellos desde la escena.)
O bien, por el contrario: